Entre los pueblos que atraen el interés, los etruscos ocupan un lugar preferente por haber dado lugar en el centro de la Península italiana, en la región que de ellos toma su nombre: Etruria, a una civilización singular, de la que se desconocen no sólo el origen, sino también su lengua, y se tiene muchas dudas sobre su organización política, su religión y todos los aspectos de su desarrollo espiritual, ya que las fuentes históricas con que les conocemos, aunque numerosas, son de difícil interpretación . E incluso a la civilización romana posterior, ya penetrada de numerosas influencias etruscas, este antiguo pueblo daba la impresión de constituir una entidad muy neta, suscitando el interés de los aficionados a la antigüedad, mientras que la lengua etrusca se mantuvo completamente aislada en medio de una serie de idiomas itálicos antiguos.
El pueblo etrusco entra en la Historia de una forma rápida y explosiva más precozmente que ninguna otra tierra de Occidente y el carácter arcaico de su civilización puede deberse al cúmulo de tradiciones que perduran en ella.
Cronología de la Civilización Etrusca
El dato esencial que emerge del estudio de la civilización etrusca es la sucesión y la distinción de varias fases: inicio y desarrollo económico, apogeo y larga decadencia.
Inicio y época de intenso desarrollo económico
Una época de intenso desarrollo económico, político y cultural, en la cual los etruscos tuvieron una gran importancia en el Mediterráneo, que se desarrollaría del siglo IX al VI a.C.
Fase de apogeo: Siglo VI
Durante él, fue una gran rival de griegos y púnicos en el dominios de comercio mediterráneo, sobre todo en el área metalífera.
Decadencia: Siglos V al I a.C.
El período siguiente, de decadencia, comprende del siglo V al I a.C., durante la cual los etruscos se van reduciendo a una esfera regional y replegándose sobre sí mismos y sus antiguas tradiciones hasta ser absorbidos por los romanos.
Pero estas fases no deben tomarse en el sentido de un esquema rígido y absoluto, dada la complejidad del fenómeno etrusco y la fluidez de los intercambios, por lo que debe tenérselas presentes solamente a nivel orientativo e interpretativo.
El origen de los etruscos
Las respuestas sobre el origen de este pueblo han sido muy diferentes, según los diversos autores que han tratado el tema, ya desde la antigüedad, dando origen a una serie de teorías que resumimos a continuación.
Autores antiguos: Hipótesis
Lidios: Heródoto
Los autores antiguos se referían a su posible procedencia lidia, y llegaron a la Península Itálica en el curso de una migración. Tal es la noticia transmitida por Heródoto, en el siglo V a.C. Esta migración habría tenido lugar, según se infiere del relato de Heródoto, en el siglo XIII a.C.
Los testimonios antiguos que han llegado a nuestras manos y que se refieren al mismo asunto son todos posteriores, pero, casi sin excepción, todos están de acuerdo en el origen lidio que les asigna Heródoto.
De la misma opinión son Tito Livio, Virgilio, nativo él mismo de una vieja ciudad etrusca, Horacio y Ovidio, que designan normalmente a los etruscos con el nombre de lidios. Y Tácito recoge el episodio relacionado con los etruscos sucedido durante el Principado de Tiberio.
Así, una delegación de habitantes de Sardes, que solicitaba el honor de levantar un templo en su honor y en el de Livia, su madre, leyó ante el Senado romano un decreto llamando a los etruscos hermanos y recordando su origen común, rememorando asimismo las noticias transmitidas por Heródoto sobre Tirreno y su migración 783.
Origen autóctono: Dionisio de Halicarnaso
La única opinión discordante entre los autores antiguos es la de Dionisio de Halicarnaso, retórico griego que residía en Roma en época de Augusto. En el primer libro de su obra, Dionisio se interesa por la cuestión etrusca. Recuerda al efecto la opinión de un historiador griego algo posterior a Heródoto, Helénico de Mitilene, según el cual la nación etrusca procedía de un grupo de pelasgos que habría desembarcado al fondo del golfo del Adriático y descendido luego a través de la península italiana para instalarse finalmente en Toscana.
Dionisio de Halicarnaso cita también, criticandóla, la tesis de Heródoto, y, en su opinión, el pueblo etrusco es de una gran antigüedad, diferenciándose su lengua y sus costumbres de las de todos los pueblos conocidos, concluyendo que son autóctonos de las regiones que habitan.
Autores modernos: Hipótesis
Los autores modernos tienen también opiniones divididas.
Centroeuropeos o autóctonos
Algunos ponen el origen o bien en Centroeuropa, o son partidarios de su origen en Italia. Para Altheim, el origen del pueblo etrusco tuvo lugar en suelo italiano, aunque no pueden negarse los elementos orientalizantes y helénicos, mientras que desde un punto de vista puramente filológico, Devoto afirma que los etruscos eran preindoeuropeos.
La civilización etrusca está formada por elementos étnicos muy variados y carece de la individualidad y de la unidad que le asignan los defensores de las demás tesis relativas a sus orígenes (orientales, autóctonos y del norte de Italia), por tanto, se debe estudiar el proceso de formación de este pueblo, que es muy complejo y no guarda relación con teorías simplistas que suponen que apareció ya formado y de una vez por todas, aunque teniendo en cuenta que el hecho etrusco es un hecho itálico, y que este pueblo se formó en Italia, desarrollándose allí y, por consiguiente, conviene seguir su historia sin hacer caso de datos legendarios sin verificación posible. Por ello, la mejor forma de referirnos a los etruscos tal vez sea decir, que ya en el siglo VII y VI aparece este pueblo fuertemente constituido en Etruria, donde diversos elementos, ante el desafío de un medio geográfico nuevo y con problemas económico-sociales inéditos, crearon juntos una entidad política radicalmente distinta de lo que fueron, en otros ámbitos y épocas, sus componentes.
Origen oriental
Resulta difícil eliminar del conjunto de rasgos de la nación etrusca aquellos que parecen demostrar la presencia de elementos venidos de Asia Menor, pensando que, tal vez, la aparición de un núcleo procedente de Oriente representaría la causa determinante de un inesperado impulso cultural en el centro de aquella Italia aún semibárbara. De otra forma no puede explicarse la similitud de muchos rasgos artísticos, religiosos y lingüísticos de los toscanos con ciertos pueblos de Asia Menor: los zapatos de punta hacia arriba de los reyes, de estilo hitita, la corona de oro, oriental, la forma y elementos del templo: El alto podio, las columnas que sostienen el frontón, que se encuentran en los templos urarteos, etc., incluso el nombre de rasenna, con el que los etruscos se designaban a sí mismos nos lleva a Asia Menor.
Referencias culturales orientales similares a la cultura Etrusca
Han aparecido junto con otros grabados en las paredes de vasos, se remontan al siglo VII, época muy anterior a la conquista en el año 510 a.C. de la isla por los atenienses. En esta isla, cuyos ocupantes no tenían origen helénico, la inscripción resulta extraña, ya que se aproxima por sus rasgos morfológicos y lexicográficos a los textos toscanos conocidos, con desinencias, formaciones de vocablos e incluso términos iguales, por lo que se puede decir que está escrita en una lengua etruscoide, hablada por asiáticos emparentados con los etruscos.
Su fecha nos hace retroceder a la época en que los tirrenos buscaban tierras donde asentarse, constituyendo un precioso jalón que une los litorales asiático y toscano.
También son orientales las técnicas de orfebrería, muy similares a las hititas y algunos ejemplares de joyas etruscas solamente tiene paralelos en Asia Menor. Asimismo, el uso del matrimonio solamente está atestiguado en las inscripciones funerarias etruscas y en Licia.
Asimismo se encuentran coincidencias en el ámbito religioso, como el tener una religión revelada, cuya doctrina estaba contenida en unos libros sagrados, los cipos colocados sobre las tumbas, que recuerdan el culto a los betilos de la civilización cretomicénica y de Asia Menor. Los demonios Tuchulcha y Charum, de rostro y cuerpo sobrehumanos nos hacen recordar las representaciones asirías y, sobre todo, la disciplina etrusca, asigna un papel importante al estudio y a la interpretación de los presagios y los prodigios, y la adivinación por el hígado de las víctimas, sobre la que más abajo volveremos al referirnos a la religión etrusca nos encamina una vez más hacia Asia Menor.
Así pues, la antigua tradición relativa a los orígenes del pueblo etrusco no queda invalidada por estudios e investigaciones recientes, ya que los lazos que unen Etruria y Asia Menor surgen progresivamente cada vez con más claridad. Para este autor, pues, los etruscos surgieron:
De elementos complejos de poblaciones diferentes.
Los caracteres orientales del pueblo etrusco que se manifiestan en pensamiento, cultura, religión, arte y la hidráulica sólo se explican si recurrimos a la hipótesis de la llegada, a principios del siglo VII a.C., de navegantes asiáticos, que, puesto que Italia sur y Sicilia estaban pobladas por colonos griegos, se establecieron en Toscana. Los villanovianos, según esta teoría, serían protoetruscos.
Estas afirmaciones tropiezan con la pregunta de por qué no aparecieron los etruscos hasta cerca del año 500 a.C. en la llanura del Po.
Historia de Etruria
La civilización etrusca fue el primer imperio europeo y mucho antes que Roma, este pueblo estuvo a punto de unificar en su beneficio la península italiana.
Desarrollo y configuración
A partir del siglo VII a.C. se encuentra, en pleno centro de la península itálica una civilización completamente original, diferente de las que la rodean. El material arqueológico contenido en sus tumbas atestigua el desarrollo brillante y rápido de esta civilización. Las cámaras funerarias abiertas en los túmulos de tierra y piedra ofrecen abundantes testimonios de oro y marfil.
Su técnica, cultura, agricultura, minas, industria, artesonado. costumbres, modas, forma de vida, religión y lengua son completamente nuevas en relación con las culturas itálicas que la rodean, en su mayor parte, indoeuropeos mucho más atrasados.
El decorado lineal y geométrico de los últimos villanovianos es sustituido por una decoración nueva y compleja, con animales salvajes, seres fantásticos y motivos orientales hallados en diferentes lugares de Toscana, donde fueron más abundantes y espectaculares los hallazgos del siglo VII a.C., como en Populonia y Vetulonia, con las tumbas del Duce y del Lictor, en Marsiliana d’Albegna, con los círcoli de los Marfiles y de las Fíbulas, en Vulci, con la tumba de Isis y en Cerveteri, con la tumba Regolini-Galassi.
El texto de Tito Livio es indicativo, de lo que los mismos romanos pensaban de esta civilización: El poder de Etruria era tal que la fama de su nombre se extendía no sólo por las tierras sino también por el mar, por toda Italia, desde los Alpes al estrecho de Mesina.
La prosperidad económica y la fuerza militar llevaron a los estruscos a extenderse por el suelo italiano. Dueños de la costa entre el Arno y el Tíber, y dueños de los valles que en el interior conducían hasta los Apeninos, estaban inclinados naturalmente a dirigir sus miradas hacia el Lacio y Capania. En la segunda mitad del siglo VII se estableció la dominación etrusca sobre el país latino y sobre la Liga Itálica, que agrupaba unos cuarenta y siete pueblos unidos entre sí por lazos religiosos y sobre la misma Roma, miembro de esta Liga Latina.
Influencias
Se han encontrado en Etruria gran cantidad de objetos de origen chipriota, fenicio y griego, que denotan la gran prosperidad económica y el elevado poder adquisitivo al que esta sociedad llegó, emanado indudablemente de la explotación de las minas de hierro y cobre, tan abundantes en la región toscana.
Mientras que objetos etruscos, sobre todo la típica cerámica negra brillante se han encontrado fuera de esta región tanto en Italia como en otros países mediterráneos, lo que presupone una gran potencia marítima, bien conocida en diversas representaciones.
Instituciones políticas
Las ciudades-estado etruscas evolucionaron hacia los siglos VI-IV, de una dictadura militarista y monarquía de carácter religioso al de una República oligárquica con una serie de instituciones:
- Lucumón o rey-sacerdote.
- Senado.
- Magistraturas colegiadas, electivas y temporales con poderes religiosos y políticos.
- Asambleas populares.
- Otros cargos fueron:
• Zilath: posiblemente equivalente al pretor romano.
• Purthe: posiblemente, asimismo, equivalente en sus funciones al prítano griego o el dictador romano.
• Macstereuc: aproximadamente con funciones equivalente al jefe de milicia romano.
• Maru: cuyas ocupaciones serían aproximadamente las del edil romano, con connotaciones religiosas.
Pudo existir también un lus Etruriae (Derecho etrusco), con una legislación sobre la propiedad de la tierra.
Organización social
La sociedad etrusca era de tipo gentilicio, con un sistema onomástico bimembre, compuesto por el nombre propio personal y el nombre de familia o gentilicio, al que se añadían otros elementos como el patronímico o nombre del padre, el matronímico o nombre de la madre y el cognomen, o denominación personal, que aparece tardíamente y que suele designar además una rama personal de la gens.
Las Gentes (plural de gens) se hallaban divididas según su fortuna y estatus personal en diferentes clases sociales, de las que podemos deducir de las inscripciones las siguientes:
Entre los etruscos propiamente dichos se distinguían:
• Libres, divididos a su vez en:
— Patricios.
— Plebeyos.
— Libertos o lautni, derivado el nombre del término etrusco lautn familia o familiar.
— Esclavos o lethi.
• Extranjeros.
Economía y comercio
La economía etrusca estaba basada fundamentalmente en la vid, el olivo y la madera. La ganadería en rebañas de caballos y ovejas. Es famoso este pueblo por la aplicación de nuevas técnicas hidráulicas, con impresionantes obras de ingeniería, así como por la agrimensura y zootecnia. La riqueza minera del pueblo etrusco se basaba fundamentalmente en los minerales de hierro, cobre y estaño que se encontraban básicamente en tres zonas:
• Isla de Elba.
• Populonia.
• Vetulonia.
La actividad económica se basó, en un primer momento, en el trueque, pasando en un segundo momento, hacia el siglo V a.C., a la acuñación de moneda.
Los metales acuñados fueron, por orden cronológico:
- Aes rude: utilizados en un primer momento. Estos ases eran lingotes de bronce sin ninguna marca, que se pesaban en cada operación, lo que dificultaba las transacciones.
- Aes signatum: posteriormente se emplearon barras de bronce a las que se ponía un signo grabado, invención atribuida al rey Servio Tulio por Timeo y que se ve confirmada por el descubrimiento de un fragmento de una de esas barras en el santuario de Gela, datable en el segundo cuarto del siglo VI a.C. No se trata de una moneda en el sentido clásico del término, sino de un instrumento premonetario cuyo precio está garantizado por el símbolo grabado sobre sus superficie. Constituye una señal inequívoca de la existencia de una autoridad política que garantiza el lingote y su peso, así como la necesidad de una economía, o unas necesidades económicas. Se ignora dónde se acuñaron estos primeros ases.
- También se utilizaron monedas griegas, acuñadas desde el siglo VII a.C.
- Acuñación de monedas propias etruscas en oro y plata, siguiendo patrones euboicos y persas.
- A partir del siglo III a.C.. todo este numerario desapareció, siendo absorbido por las emisiones romanas.
La actividad industrial estaba basada en la fabricación de orfebrería. bronces, tejidos, cerámica (imposto, arcilla roja o negruzca; bucchero, negra brillante), objetos de cuero y en productos alimentarios. La actividad comercial era producto, en un primer momento, de actividades piráticas, hasta la formación de mercados tanto para importación como para exportación. Con frecuencia, las transacciones se llevaban a cabo con los diferentes pueblos del Mediterráneo y centro de Europa: fenicios, griegos, púnicos y celtas, siendo las Principales áreas de comercio: España; francia, Suiza, Alemania, Grecia, Mar Negro, Chipre y Siria.
En cuanto a las especialidades de este comercio destacan diferentes centros:
• Caere: alimentos.
• Populonia: hierro.
• Tarquinia: velas para velámenes.
• Volterra: cordelería, pez y trigo.
• Arretium: armas.
• Chiusi, Perugia y Ruselae: destacan por la producción de grano, madera y bronces.
Los protagonistas en un primer momento del influjo sobre Turia fueron los Corintios, los Calcidios de Eubea y de las colonias de Italia y Sicilia.
A partir del 630 a.C., fueron los griegos de la Jonia asiática, intermediarios en Occidente de las proverbiales riquezas de Lidia y Oriente: cerámica. bronces, marfiles, piedras preciosas y de las excelentes manufacturas, principalmente vinos, tejidos y cerámica que dieron fama a las poleis griegas de Corinto, Esparta, Atenas y las ciudades Jonias como Mileto y Éfeso.
A este comercio se dedicaron espacios extraurbanos donde, en un primer momento, se hallaba ya desde hacía siglos el lugar de arribada. En ellos se constituyeron centros de culto a unas divinidades que, con su presencia, garantizaban:
• Las inversiones.
• La seguridad de dichas transacciones.
• La validad de las operaciones realizadas.
• El préstamo de un dinero, del que se obtenía unos beneficios que los dioses, sacerdotes y santuario recuperarían en forma de diezmos.
De estos emporios económico-religiosos semejantes al que jonios y eginetas establecieron en Egipto, concretamente en Naucratis, en el delta del Nilo. se encuentra en Etruria el de Gravisca. Las divinidades que en él se veneraban, grandes diosas que con su presencia eran las garantes del poder de la actividad financiera, eran:
• Hera-Uní.
• Deméter-Vei.
• Kore-Phersipinai.
• Afrodita-Turan.
Trayendo hacia Occidente un modelo oriental en general y fenicio en particular, que los griegos ya habían copiado en el santuario de Artemis en Efeso y que los fenicios habían calcado en los numerosos santuarios de Hércules distribuidos por todas sus colonias mediterráneas.
Es curiosa la figura de Afrodita-Turan, cuyo nombre deriva, como hemos dicho, de la raíz indoeuropea que significa poder y la connotación peyorativa que se intenta dar a la existencia en su culto de prostitutas sagradas.
Si el comercio está ligado a la prostitución como lógica consecuencia: sexo = «previo pago» = dinero = actividad económica, se está minimizando el papel de divinidades femeninas en la economía. Se está ocultando la existencia de prostitutos masculinos en santuarios similares de divinidades masculinas, y todo ello, con el propósito de minimizar el papel de esas diosas. Hera y Demeter se relacionan con las corrientes comerciales procedentes de Samos y de Sicilia, respectivamente, asociándose a vínculos matrimoniales Hera (protectora del matrimonio) y Deméter (generadora de grano y vida). La existencia de una estructura templaría ligada a estas divinidades femeninas pone de manifiesto, también, la existencia de un instrumento jurídico de liberación de las clases serviles, puesto en evidencia por D. Musti en el caso de Locros y que encontramos, asimismo, en el santuario de Diana en el Aventino.
Zonas de extensión y desarrollo de la civilización Etrusca
Con respecto a la extensión y desarrollo de los principales centros etruscos se pueden distinguir dos zonas: La Etruria centro-septentrional y la Etruria meridional.
El límite aproximado entre las dos zonas era el curso del río Fiora, que desemboca en el mar Tirreno y del Paglia, que desemboca en el Tíber, en general, los límites modernos entre el Lacio y Toscana.
Distribución geográfica inicial
El punto de partida de esta civilización fue la costa tirrena entre Tarquinia y Vulci, pero se difundió ampliamente, hacia el norte hasta Bolonia y hacia el sur hasta los montes Albanos.
Dodecarquia
Se llevó a cabo en la zona meridional o Lazial y sus territorios periféricos, con metrópolis costeras, como Veyes o Caere, Tarquinia o Vulci y ciudades del interior como Capena, Falerri y Volsini.
Desde este núcleo primitivo, los etruscos, políticamente organizados en doce ciudades (Dode-cápolis), de la que parece que formaron parte las ciudades de: Caere, Veii, Tarquinia, Volsinii, Crotona, Arretium, Clusium, Perugia, Volterra, Vetulonia, Rusellae, Vulci, desconociéndose su capital federal, iniciaron su expansión territorial en dirección norte y sur, hecho corroborado por los innumerables testimonios arqueológicos. Tito Livio y Catón recuerdan la pujanza y el poder que tuvieron, hasta el punto de dominar prácticamente toda la península itálica, ya que quedaron al margen sólo parte de Lombardía, el Piamonte y Liguria, en la zona occidental, por el este el Véneto y gran parte de la mitad oriental peninsular, así como toda la zona ocupada por los griegos (Magna Grecia).
Expansión
La expansión etrusca se inicia a fines del siglo VIII, tras conquistar el Lacio (Tusculum, Praeneste y fase arcaica de Roma), entrando hacia el sur con la fundación de ciudades en Campania y compitiendo con las colonias griegas. Hacia el norte se fundaron establecimientos costeros (Ven o Veyes, Caere, con sus tres puertos Alsium, Pyrgi y Punicum y Vulci) y en el interior Capena, Falerii, Falerii Novi y Volsini. En la zona centro-septentrional están, entre otras, Vetulonia y Populonia en la zona costera y en el interior Perugia y Volterra.
En territorios periféricos, existieron asentamientos etruscos en el Lacio, Campania, Sabinia, Umbría, norte del Apenino, Romagna, norte de Spina y en la Emilia.
La talasocracia etrusca
El Mediterráneo occidental fue teatro de una tenaz lucha por el dominio de unos y otros que, en realidad, no pudo ser establecido por ninguno de estos tres pueblos marinos.
En su lucha por el dominio de occidente y, posiblemente, por las fuentes del metal en la Península Ibérica y Cerdeña, se podría ver doble enfrentamiento:
A) Enfrentamiento comercial etrusco/ púnico
Se enfrentaron con los cartagineses por el dominio del Mediterráneo aunque las relaciones entre ambas potencias fueron pacíficas, por lo que el reparto de las zonas de influencia no resultó difícil. La potente flota etrusca duró hasta 474 a.C. en que fue destruida en la batalla de Cumas.
B) Enfrentamiento comercial greco/ etrusco-púnico
Pero unos y otros se oponían a menudo por la fuerza a las empresas griegas, pues éstos, los griegos, a partir del siglo VIII a.C., habían comenzado a transformar el sur de la península itálica en una zona fuertemente helenizada, a la que se conoce con el nombre de Magna Grecia.
La época del comienzo de la expansión etrusca por mar fue en el siglo VII, llevándose a cabo operaciones marítimas a gran escala.
En el marco de las estructuras antes citadas crecieron vertiginosamente las actividades comerciales a lo largo de los siglos VII y VI a.C., llegando a su punto culminante en el último cuarto de esta centuria.
Los protagonistas de esta nueva etapa fueron griegos: Samios, Milesios y Focenses.
Esta irrupción de comerciantes orientales se debe a la conquista de Jonia y Egipto por los persas, entre 546 y 525, que colapso el comercio jonio, obligando a los habitantes de Focea a emigrar a Occidente. Instalados los focenses en Alalia, en Córcega, iniciaron una serie de incursiones piráticas en el propio litoral etrusco. La respuesta no se hizo esperar y la flota de Caere, aliada con la de Cartago, amenazada también en su comercio con la implantación fócense en Occidente, infligió una grave derrota a las naves focenses en Alalia en el año 540 (o 535) a.C. que se ven obligadas a abandonar Alalia en manos etruscas, que la ocuparían hasta época romana.
Posteriormente, los griegos de Asia fueron sustituidos en todo el Mediterráneo por los Eginetas (habitantes de la isla situada frente a Atenas, en el Golfo de Salamina), de los que se ha encontrado un ancla de mármol dedicada a Apolo Egineta, en Gravisca.
En Alalia vencieron los griegos pero a costa de tan grandes pérdidas que hubieron de retirarse a la Italia meridional, donde fundaron Elea y los etruscos mantuvieron sus bases en Córcega. Fue Cartago la auténtica vencedora e esta pugna pues amplió su radio de acción en el sur del Mediterráneo occidental, que quedará cerrado a empresas griegas y etruscas. Con esto, Etruria quedó limitada al norte del mar Tirreno, teniendo que aceptar la competencia griega, que acabaría por arruinar su hegemonía sobre las costas de Italia.
El fin de Etruria
Tras encontrar su apogeo en el siglo VI, llegó para Etruria la decadencia en los siglos V-IV antes de Cristo, significada por la expulsión de los Tarquinios de Roma (509 a.C.), decadencia que culminó con la batalla de Cumas (474 a.C.). Comenzó entonces su lento declinar económico y político: las ciudades del interior fueron saqueadas por los actos de piratería griegos, dueños a partir de ahora de los mares de Etruria y por las naves de Siracusa, que colapsaron la actividad exportadora del Puerto de Pyrgi.
• En el Lacio las ciudades latinas se sacudieron también el yugo etrusco.
• En la Campania, el vacío político dejado por la debilidad etrusca fue aprovechada por los pueblos del interior, oscos y samnitas, que desde las montañas se cambiaron al llano, más fértil, ocupando todas las ciudades etruscas de la zona, hasta la propia Capua (423 a.C.).
Causas
Cartago quedó paralizada en Sicilia tras la derrota contra los griegos en Himera (480 a.C.), coincidiendo con el problema greco-persa (guerras médicas) y con la batalla de Salamina.
Esta victoria griega elevó a potencia hegemónica la ciudad de Siracusa. Cumas fue la ciudad griega más afectada por estos enfrentamientos porque estaba rodeada de territorio etrusco, que pretendió yugularla. En 474 a.C. se produjo el intento de conquistarla, Cumas pidió ayuda al tirano de Siracusa, cuya flota luchó contra las tropas etruscas, siendo derrotado (474 a.C.). Esto es, significó, como ya dijimos arriba, el desmoronamiento de la influencia etrusca en el sur de Italia.
Etruria quedó así reducida a su territorio originario y al ámbito septentional de expansión por el Po y la costa Adriática.
A comienzos del siglo IV se desmoronó la zona norte por las invasiones galas dando lugar a la Galia cisalpina y finalmente se produjo la anexión por Roma de las ciudades etruscas meridionales: Veyes fue la primera, en el 470 a.C. El resto cayó paulatinamente y a comienzos del siglo III la propia Etruria había perdido su independencia bajo el poder de Roma, perdiendo también su identidad cultural e incluso su lengua, que fue suplantada por el latín.
Escritura y lengua Etruscas
El aspecto exterior de la escritura etrusca nos es conocido gracias a numerosos hallazgos. Las inscripciones más antiguas las conocemos porque se han encontrado grabadas en numerosos vasos y copas halladas en las tumbas etruscas.
Del mismo siglo VII a.C. datan los más viejos alfabetos que se conocen hasta ahora, que prueban lo extendida que estaba entre los etruscos la escritura ya en esta época:
- El grabado en una tablilla de marfil de 9×5 cm., que se remonta al año 700 a.C., hallada en la necrópolis de Marsiliana, en el curso inferior del Albergna, no lejos de la laguna de Ortebello. Sobre su borde están grabadas las 26 letras de un alfabeto que debía servir de modelo y ayudara la memoria de su propietario para hacer ejercicios, que la llevaba colgada al cuello.
- El mismo abecedario está también grabado sobre un recipiente de bucchero fino, con forma de gallo, tal vez un tintero, del que la cabeza del animal servía de tapadera movible.
- Otros hallazgos, del siglo VII a.C., hechos en Formello, cerca de Veies, en Cerveteri y en otros lugares etruscos.
El alfabeto etrusco
No tenemos ninguna dificultad para leer al alfabeto etrusco, ya que está tomado directamente del griego occidental, derivado él mismo del alfabeto fenicio hacia el siglo VII a.C.
El problema es saber por qué los etruscos tienen este alfabeto. Para algunos autores, lo habrían tomado directamente de Asia Menor, aunque para otros fue tomado directamente por los etruscos de los griegos de Cumas, en Campania.
La lectura de los textos Etruscos
Han sido fallidos, hasta ahora, todos los esfuerzos que se han hecho para descifrar la lengua etrusca, de la cual se conocen más de diez mil inscripciones, todas ellas demasiado cortas, ya que se tratan de inscripciones funerarias que solamente citan el nombre del difunto, la edad, sus funciones, y sólo algunos verbos y sustantivos.
Los textos más largos descubiertos son:
— La venda de la momia del Museo de Zagreb, con mil quinientas palabras. Contiene el calendario de un ritual público.
— La teja de arcilla de Capua, actualmente en Berlín, con seiscientas palabras. Son prescripciones sacadas de un ritual de enterramiento.
Con lo que llegamos a la conclusión de que los únicos textos utilizables para poder descifrar la lengua etrusca están relacionados con los ritos de enterramiento, y su contenido no va más allá de las inscripciones litúrgicas, del culto a los muertos.
Las conclusiones a las que han llegado los filólogos que se han ocupado de su estudio son:
— Que no se trata de una lengua indoeuropea, que no puede interpretarse por comparación con ninguna de las lenguas actualmente conocidas, vivas o muertas.
— Que tiene ciertas particularidades gramaticales que aparecen también en ciertos dialectos de Asia Menor occidental, como el licio, el cario o el lidio.
y el único hallazgo fuera de Italia que ofrece ciertas similitudes con el etrusco es la estela funeraria de la isla de Lemnos, a la que más arriba nos hemos referido.
El arte etrusco
Períodos
La construcción y la plástica etruscas propiamente dichas se extienden desde finales del siglo IX hasta el siglo I, aproximadamente. En su evolución se suelen seguir unos períodos que siguen con algún retraso los del arte griego, dividiéndose en:
Orientalizante (siglos VIII-VII), arcaico (siglos VI y V): influencia griega y clásico (siglos V-I).
Arquitectura
En Etruria se construía sobre todo en madera, alternando, con piedra y adobe, popularizaron las dos formas más importantes de sustentación y cubierta: el arco y la bóveda.
Las ciudades
Estaban emplazadas en alturas bien definidas, rodeadas por potentes muros, como las murallas de Volterra, de unos nueve kilómetros de largo, nueve metros de alto y más de cuatro de espesor, en las que se abrían unas puertas monumentales a veces adornadas con cabezas, como vemos en Faleri.
Se trazaban dependiendo de dos ejes: Cardo: de norte a sur, y Decumanus: de este a oeste, que se cruzaban en el centro, formando esta división cuatro barrios principales.
Las calles estaban bien pavimentadas y eran excelentes los sistemas de drenaje, imitado todo más tarde por los romanos. Las viviendas eran simples cabañas de planta circular o casas, cuyo trazado era generalmente:
— Planta rectangular.
— Abertura en el techo para ventilación y salida de humos e iluminación.
— Una gran sala a la que se abrían las habitaciones.
Esto lo conocemos por las excavaciones, reproducciones en barro cocido y la descripción de Vitrubio.
Los templos
El templo etrusco evolucionó con el tiempo. En sus comienzos no existió regularidad en las plantas, aunque parecen reproducir esquemas de las fases más arcaicas del templo griego. Algunas particularidades arcaicas son:
• La triple celia, que ya aparecía en el santuario de Júpiter Capitolino, con capilla para Júpiter, Juno y Minerva y en dos templos de Marzabotto (siglo VI a.C.), de los que el más importante es el denominado templo C, con:
— Planta más bien cuadrada.
— Alto podio.
— In antis.
— Siempre con cuatro columnas.
— Estas columnas de madera.
— Cubierta de barro cocido, a dos vertientes, con fuerte inclinación, con revestimiento y adornos de barro cocido (acroteras), de las que son ejemplo las del templo de Mercurio, en Faleri, que figuran dos guerreros combatiendo, con fuerte policromía.
— Columnas de madera con base de piedra. Cuando también los fustes son de piedra se denominan toscanas: columna dórica con base y fuste liso, utilizando además otros tipos de soporte aislado.
Este tipo de construcción evolucionó sobre todo en la decoración, encontrándose los frontones adornados con barro cocido (terracota) y frisos continuos también en terracota.
• Los revestimientos de estuco.
• El altar al aire libre (podium).
• Edificio con pozo, mundus o centro religioso de la ciudad.
La arquitectura funeraria
Es mucho más importante en Etruria la arquitectura funeraria que la religiosa o civil y encontramos cantidad de ejemplos, presentando los enterramientos una perfecta evolución de la bóveda. El tipo arcaico lo encontramos en la necrópolis de Populonia, con:
— Sepulcros de cremación e inhumación que repiten tipos villanovianos y en medio de ellos surgen los túmulos, que cubren tumbas de cámara.
En resumen, los tipos de tumba etrusca fueron, cronológicamente:
• Los túmulos cónicos con planta circular.
• Simultáneamente los enterramientos de pozo y fosa.
• Hipogeos de cámara.
De especial interés es la tumba Regolini-Galassi, de Cerveteri, situada en el interior de un grandioso túmulo que englobaba otras cinco tumbas.
Los palacios
Siempre se ha supuesto, por desconocimiento, que no existía una arquitectura palaciega en Etruria, lógica estructura correspondiente en los vivos a lo que en los muertos conocemos como tumbas principescas. Se ha puesto en evidencia la existencia de dos grandes palacios.
El palacio de Murlo, del siglo VII a.C., es un edificio de casi 60 metros de lado, organizado en torno a un gran patio central provisto de columnas de madera en tres de sus lados, con cuatro espacios idénticos en sus esquinas.
Este tipo de arquitectura imita modelos orientales que se relacionan con el tipo sirio de Bithilani y el liwan persa, complejo destinado a las audiencias y banquetes reales de tan larga tradición en la posterior arquitectura árabe de Occidente («Patio de los Leones», Alhambra de Granada).
El palacio de Acquarosa, carece de la simetría del de Murlo, aunque tiene elementos nuevos con respecto a él, como es una abertura muy pequeña situada directamente en frente de un gran foso rectangular practicado en el patio, hallado lleno de cenizas, prueba evidente de que era la eschara, el foso a donde iban a parar los restos de los sacrificios relacionados, evidentemente, con el culto de la gens.
La Religión Etrusca
Para más información pueden leer el artículo sobre la Religión Etrusca.
Cómo citarnos
González, María y Guzmán, Jorge (2015, 2 02Europe/Madrid abril). Los Etruscos. Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/etruscos