Hace miles de años, en el fértil valle del gran río Indo, emergió una civilización en lo que hoy son la India y Pakistán. Se trata de la civilización del Indo, a la cual los arqueólogos llaman también la civilización Harappa, que es el nombre de una de sus mayores ciudades.
Hasta el año 2600 a.C., las gentes de sociedades diferentes, pero relacionadas, vivían en poblados y pequeñas ciudades en distintas zonas de la región del Indo. Aproximadamente por esas fechas, estos grupos acabaron por unirse y crear una sociedad que construyó ciudades grandes y sofisticadas, además de producir una civilización avanzada con una cultura que contaba con una forma de escritura. Esta civilización duró hasta el año 2000 a.C.
El río Indo es unos de los más grandes del mundo; nace en la cordillera del Himalaya, atraviesa Pakistán y desemboca en el mar de Arabia. Tras dejar las montañas del norte, los cinco principales afluentes recorren una llanura llamada el Punjab (que significa «cinco ríos» en la lengua local). Algo más al sur, los cinco se unen al Indo, que continúa hasta el mar. La parte sur de la llanura se conoce como Sind, un antiguo nombre para la India que dio al marino Sindbad su nombre.
Recursos naturales
La gente de la civilización del Indo vivía en el Punjab y el Sind, dependiendo del río Indo (y de otro río que lleva ya mucho tiempo seco) para conseguir agua con la que irrigar sus granjas. También vivían en la costa del mar de Arabia, donde construyeron puertos para comerciar. Escarpadas colinas y montañas forman la frontera oeste del valle del Indo, y fue allí donde las personas de esta cultura encontraron muchos materiales útiles, como piedras de vistosos colores, para utilizar como herramientas y adornos. También hallaron sílex (con el que fabricaban herramientas de piedra) en las colinas bajas cercanas a la costa. Para conseguir estos materiales, la gente de la mayor parte del valle del Indo tenía que confiar en los mercaderes, que se los suministraban.
Inicios de la artesanía
Los agricultores llevaban viviendo en el valle del Indo desde 6.500 años a.C. o puede que antes. Estas personas habitaban en sencillas casas de pueblo hechas de adobes. Hacían joyas a partir de conchas marinas, lapislázuli y turquesa. Enterraban muchos objetos junto a sus muertos, para que las personas a quienes querían estuvieran bien provistas en la otra vida.
En torno a 5.000 años a.C., estos primeros agricultores comenzaron a fabricar cerámica y no tardaron en desarrollar otros notables habilidades. Los artesanos comenzaron a hacer bellas joyas a partir de piedras raras y conchas, además de herramientas y armas de cobre. Incluso aprendieron a crear materiales artificiales como la fayenza que, fabricada a partir de una mezcla de arena parcialmente fundida, parece casi cristal. Como la gente comenzó a pasar más tiempo fabricando cosas, tuvieron menos tiempo para cultivar, de modo que comenzaron a intercambiar sus productos por comida. Este intercambio supuso un paso importante hacia un nuevo tipo de sociedad, en la que existían distintas ocupaciones, diferentes jerarquías y diferentes niveles de poder.
Evolución de la sociedad en la civilización Indo
En el año 3000 a.C. aproximadamente, el valle del Indo ya estaba ocupado por varias sociedades de este tipo. Los arqueólogos llaman a esta época, entre los años 3200 a.C. y 2600 a.C. el periodo Harappa Inicial. La mayoría de las personas de la sociedad del Harappa Inicial continuó viviendo en poblados agrícolas.
La sociedad en el Harappa inicial
A menudo, los poblados estaban rodeados por un muro o construidos sobre plataformas de arcilla, de modo que la inundación anual del río no se llevara sus casas por delante. También se reunían en poblaciones que tenían hasta 5.000 habitantes. Estos lugares atrajeron a muchos artesanos y las ciudades se convirtieron así en el lugar de los trabajos especializados. Las ciudades también eran lugares en donde vivían los mercaderes, que se encargaban de transportar los bienes de un lugar a otro por toda la región. Según la población se fue haciendo más rica, comenzó a rodearse de objetos caros y a construir casas grandes. Algunas ciudades poseen incluso barrios diferenciados, separados por muros, los ricos y poderosos en uno y los pobres en otro. Estos cambios sugieren que la sociedad del Harappa Inicial se estaban convirtiendo en culturas complejas.
La sociedad en el Harappa Plena
Durante el siglo que transcurrió entre los años 2600 y 2500 a.C., la sociedad sufrió grandes cambios que produjeron lo que los arqueólogos llaman la cultura Harappa Plena. Esta cultura estaba basada en la vida en la ciudad y los arqueólogos han descubierto cinco ciudades principales en la región del Indo. Mohenjodaro, en Sind, era la mayor, aunque la ciudad de Harappa, en el Punjab, es casi tan grande como ella (cada una cobijaba a 50.000 personas). Las otras tres ciudades tenían aproximadamente la mitad de ese tamaño. En muchas cosas, estas ciudades eran versiones ampliadas de las ciudades del Harappa Inicial. Cada ciudad tenía diferentes secciones -cada una rodeada por un muro- y algunas estaban construidas sobre enormes plataformas de ladrillo. Ciertas secciones contenían barrios residenciales, mientras que otras albergaban los edificios gubernamentales.
Arquitectura
Los edificios públicos de Harappa y Mohenjodaro parecen ser de diferentes tipos. El arqueólogo que primero los excavó identificó lo que pensó que eran: enormes graneros para almacenar el suministro público de grano, un gran baño o piscina sagrada y un lugar de reunión. No obstante, los arqueólogos actuales no están tan seguros de la función de estas grandes y bien pensadas estructuras. Al contrario que en otras civilizaciones tempranas, todavía no ha sido posible identificar los palacios de sus gobernantes o los templos principales.
Las zonas residenciales de las ciudades estaban planeadas de un modo muy lógico, con una distribución ortogonal a base de calles de norte a sur que se cruzaban con calles de este a oeste formando manzanas. Las casas de los pobladores tenían aproximadamente el mismo diseño, con habitaciones en torno a un espacio abierto. Unas escaleras llevaban a los pisos superiores o el tejado, mientras que las ventanas tienen elementos para sujetarles contraventanas. Esta disposición significa que las familias podían vivir y trabajar tanto en el interior como en el exterior, dependiendo del tiempo, y dormir en el tejado durante el calor del verano. Alguna casas eran más grandes que las demás y tenían pequeñas edificaciones anejas, quizá para la servidumbre.
Los gobernantes de estas ciudades se preocuparon mucho del agua potable y del alcantarillado. Cada manzana de la ciudad tenía un pozo (algunas casas tienen pozos privados) y construyeron un elaborado sistema para desaguar las aguas de albañal y el exceso de lluvia.
La vida en la ciudad
La mayoría de los artesanos vivían y trabajaban en las ciudades. Estos trabajadores especializados fabricaban gran cantidad de bienes muy apreciados, como herramientas y armas de metal, pulseras de concha, cuentas, gres (una cerámica casi tan dura como la roca), brazaletes, telas de algodón, sellos de piedra y cerámica. Algunas de sus habilidades eran tan sofisticadas que todavía no comprendemos muy bien cómo fabricaron esos objetos.
Muchos de estos productos necesitaban una gran cantidad de trabajo. Por ejemplo, un fabricante de cuentas necesitaba trabajar durante dos semanas para producir una única cuenta grande de cornalina (una piedra roja similar al cuarzo). Esas grandes cuentas de cornalina era un objeto muy apreciado y caro durante la época harappa, y la gente rica vestía collares y cinturones que podían necesitar un año de trabajo para fabricarse. La gente menos rica llevaba cuentas de arcilla pintada de rojo. Los extranjeros también valoraban estas cuentas de cornalina y los mercaderes las llevaron a Sumer (en lo que la actualidad es el sur de Iraq) y otros lugares.
La vida en el campo
A pesar del gran nivel de las ciudades de la civilización Harappa Plena, la vida en los campos siguió siendo extremadamente importante. Los arqueólogos conocen más de 1.500 asentamientos del Harappa Pleno y casi todos son poblados. Pero incluso ellos contienen casas sólidamente construidas y sus habitantes disfrutaban de los mismos sistemas de desagüe que los habitantes de la ciudad. Los agricultores dependían de la irrigación para llevar agua a sus campos, donde cultivaban principalmente trigo y cebada, además de legumbres, sésamo y verduras. En algunas zonas los agricultores también cultivaban trigo y algodón. Animales como la oveja, el cebú (una res con joroba) y el búfalo de agua proporcionaban leche y carne. Los vecinos de los pueblos tuvieron que trabajar muy duro no sólo para alimentarse a sí mismos, sino también a los habitantes de las ciudades.
Creación de un tipo de escritura
La cultura harappa es una de las que inventaron un tipo de escritura. Esta misteriosa forma de escribir no era un alfabeto, como el actual, sino que utilizaba 40 signos diferentes para representar sílabas (como «ba», «bi», «ta», «ti» etc.) y algunas palabras completas. Otras escrituras tempranas de otros lugares del mundo también utilizaban un complicado sistema que mezclaba sílabas y palabras, pero ninguno de ellos está relacionado con la escritura harappa.
Aunque los arqueólogos han encontrado cientos de inscripciones, todas son muy cortas y todavía no ha sido posible descifrarlas. Las inscripciones aparecen en objetos de cerámica y herramientas de cobre, además de en distintos objetos de piedra, concha o marfil; su intención era informar del nombre del artesano o del dueño de los objetos.
El final de una era
En algún momento en torno a 2000 a.C., la civilización del Indo comenzó a cambiar de nuevo. La gente abandonó las ciudades para irse a vivir al campo y los artesanos dejaron de fabricar sus productos más elaborados y caros, al mismo tiempo que los mercaderes dejaban de emplear los sellos para marcar sus propiedades. La gente del Indo también abandonó la escritura. En vez del estilo Harappa Pleno, en diferentes zonas del Indo aparecieron multitud de estilos distintos de fabricar cerámica y otros objetos. Parece como si la gente hubiera regresado al estilo de vida que había prevalecido siglos antes. Nadie sabe qué pudo ser capaz de generar tal cambio, aunque algunos consideran que un cambio climático pudo haber tenido algo que ver en ello. Es posible que los agricultores dejaran de ser capaces de proporcionar suficientes suministros a las ciudades, por lo que la gente tuvo que emigrar.
Puede que la aparición de un nuevo pueblo, llamado los arios védicos, que llegaron al Indo desde el Asia central, también tuviera que ver en el proceso.
Sellos de piedra
Los pobladores de la civilización del Indo fabricaron grandes cantidades de sellos de piedra (se han descubierto más de 2.000). Los sellos son cuadrados, con la parte posterior redondeada y la parte delantera plana y con una imagen grabada. Las imágenes de los sellos eran por lo general de animales; el más frecuente es un toro, pero también podía ser un rinoceronte, un elefante, un
búfalo de agua, un unicornio o cualquier otro animal. Una línea escrita, muy probablemente el nombre del propietario, su título o su trabajo, se graba sobre la imagen del animal. Parece que estos sellos eran utilizados como marcas de propiedad. Por ejemplo, un mercader podía marcar sus bienes atando una cuerda alrededor, sujetando el nudo con una pella de barro y presionando su
sello sobre la arcilla. Cuando ésta se secara, el único modo de desatar el nudo era rompiendo el sello.
Puesto que los sellos se utilizaban para hacer impresiones, los grabados tenían que ser en negativo (como la escritura en un espejo), de modo que la gente pudiera leer el resultado inverso.
Un drenaje eficiente
Las personas que edificaron las ciudades de la civilización del Indo comprendieron que era necesario crear un sistema para evacuar el agua de albañal y el exceso de lluvia. De modo que equiparon las ciudades con un sofisticado sistema de alcantarillas y sumideros, que permitían que esos desechos corrieran por debajo de la ciudad y fueran a parar a la llanura en torno al asentamiento.
Los sumideros de cada casa llevaban las aguas de albañal hasta unas cloacas que corrían junto a las calles residenciales. Muchas de ellas eran abiertas, para poder recoger el exceso de lluvia que, de otro modo, hubiera inundado las calles. Las cloacas desembocaban en alcantarillas que corría por debajo de las calles.
Incluso según estándares modernos, este sistema creado por los arquitectos de la ciudad es una impresionante obra de ingeniería. Las cloacas estaban hechas de ladrillos cocidos, que se conservan durante mucho tiempo, y en varios puntos de su recorrido tenían tanques para que se acumularan los desechos sólidos y no
obturaran las alcantarillas. Los arqueólogos desenterraron en la ciudad de Harappa una alcantarilla que tenía un techo en arco de 1,5 metros de altura. El sistema de drenaje del Indo era muy avanzado -muy pocas civilizaciones poseen algo similar-y no fue igualado hasta la época moderna.
Pesos y medidas
El comercio era muy importante para la gente del valle del Indo, por lo que desarrollaron un sistema uniforme de pesos y medidas, utilizado en toda la región para regular el comercio de bienes. La mayoría de los pesos encontrados en Mohenjodaro tienen forma de cubo y están hechos de una piedra llamada calcedonia. El peso estándar era de unos 14 gramos. Había dos sistemas: uno para las cosas pequeñas y otro para las más grandes y de mayor peso.
Al principio se pensó que los pesos pequeños seguían un sistema binario (1,2,4, 8,16,32,64) y los otros un sistema decimal; pero hallazgos posteriores parecen desmontar esta teoría y han dejado a los arqueólogos sin pistas sobre cómo funcionaba el sistema. Los pesos más pequeños se han encontrado en las tiendas de los orfebres; los más grandes necesitaban una cuerda o anillo de metal para levantarlos. Cuerdas con marcas nos indican que también existían medidas estándar para la longitud.
Mohenjodaro
Mohenjodaro era la más grande de las ciudades de la civilización del valle del Indo. Cuando esas grandes ciudades fueron descubiertas, en la década de 1920, se reconoció que esta civilización era, junto a la mesopotámica y la egipcia, una de las grandes culturas del mundo antiguo. Un equipo de arqueólogos británicos, dirigido por John Marshall, comenzó a excavar Mohenjodaro en 1922. En una década de trabajo desenterró grandes zonas de la ciudad y nos proporcionó una excepcional imagen de lo que había sido la vida en esta ciudad India durante la Antigüedad.
Tamaño y población
Mohenjodaro se encuentra en la orilla derecha del Indo, en la región conocida como Sind, en lo que en la actualidad es Pakistán. Según los estándares de la Antigüedad, la ciudad era enorme, con una superficie de 2,6 kilómetros cuadrados y 50.000 habitantes. Una ciudad de este tamaño tenía que confiar en sus agricultores y ganaderos para el suministro de alimentos. Algunas de las personas que vivían en ella puede que cultivaran jardines y campos, pero la mayoría tenían otras ocupaciones.
Oficios
Los artesanos trabajaban en talleres para hacer delicadas cerámicas, cuentas de piedra y de concha, así como otros productos típicos de esta civilización. Otros habitantes de la ciudad regentaban tiendas donde se vendían bienes u organizaban expediciones comerciales por el valle del Indo y más allá. Algunas familias ricas puede que tuvieran propiedades en el campo o que invirtieran en firmas comerciales o talleres. No cabe duda de que en la ciudad vivían funcionarios del gobierno y sacerdotes, pero las excavaciones no han encontrado hasta ahora demasiados restos de su presencia.
Construcciones
La ciudad contenía varios montículos separados por tramos de tierra más bajos. Los montículos se formaron al construir la gente sus casas sobre edificaciones destruidas anteriormente. Excavando cuidadosamente por entre los diferentes niveles de los edificios, los arqueólogos han descubierto cómo cambió la ciudad con el paso de los siglos. Marshall halló unos 500 años de reconstrucciones. También descubrió cómo organizaban su vida los habitantes de la ciudad.
Mohenjodaro tienen todas las trazas de haber sido construida siguiendo un plan predeterminado. El yacimiento tiene dos partes: al oeste un pequeño montículo elevado y al este un grupo mucho mayor de montículos, separados ambos por varios cientos de metros de espacio abierto.
Edificaciones residenciales
La zona oriental, la más grande, contenía las zonas residenciales, en donde vivía y trabajaba la mayor parte de la gente.
En esta sección de la ciudad, amplias avenidas formaban una cuadrícula regular de norte a sur y de este a oeste. Las avenidas estaban conectadas a una red regular de calles más pequeñas y de caminos entre las casas.
Los residentes de Mohenjodaro parecen haber gustado de la privacidad, pues las entradas y las ventanas daban a las calles secundarias, mientras sin aberturas daban a las avenidas. Las casas eran de distintos modelos. Las más pequeñas eran casas sencillas con terrazas, cada una con una única habitación. No obstante, la mayoría de las casas tenía varias habitaciones y un patio en donde la familia podía trabajar al aire libre. Las casas más grandes tenían más habitaciones y varios patios; algunas contaban incluso con habitaciones parcialmente separadas para la servidumbre. A menudo las casas tenían escaleras para subir a los pisos de arriba o al tejado, donde la familia podía dormir en las cálidas noches de verano. Muchas de las viviendas tenía cuartos de baño y retretes, conectados mediante tuberías a un elaborado sistema de alcantarillado que corría por debajo de las casas.
Edificaciones Religiosas
El alto montículo del oeste posee un carácter muy diferente. Este sector de Mohenjodaro era básicamente una gigantesca plataforma de 366 por 183 metros y unos 12 metros de altura. Sobre ella había varios edificios que pueden haber tenido una función religiosa o civil.
Uno de estos edificios tenía un gran contenedor de agua de 2,4 metros de profundidad, casi como una gran piscina, en el centro. El estanque estaba cuidadosamente construido con ladrillos y yeso, además de calafateado con asfalto para hacerlo impermeable. Dos escaleras conducían al interior del estanque desde extremos opuestos. Alrededor del tanque había un porche con columnas que sujetaban una cubierta; toda la estructura estaba rodeada a su vez por varios grupos de habitaciones. El edificio, al que los arqueólogos llamaron «el gran baño», probablemente tuviera una función religiosa y puede que fuera utilizado en rituales que necesitaran los efectos purificadores del agua.
Junto al gran baño se encuentra otro edificio, al que los arqueólogos llamaron el granero. Lo único que se conserva de esta estructura es una serie de bloques cuadrados ligeramente separados, con estrechos conductos de ventilación entre ellos. Es evidente que los bloques sirvieron como cimentación del edificio que en tiempos se alzó en este lugar, pero nadie sabe si realmente fue un granero.
Un tercer edificio, en el otro extremo de la plataforma, fue bautizado como el salón de asambleas. Se trata de un gran salón abierto, con filas de pilares para soportar el tejado, un diseño adecuado para las reuniones de personas.
Cómo citarnos
González, María y Guzmán, Jorge (2018, 11 11Europe/Madrid febrero). La civilización del Indo. Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/civilizacion-del-indo