La Cuarta Guerra Sagrada se dio entre el rey Filipo II de Macedonia y Atenas. Los problemas del rey macedonio envalentonaron a sus enemigos, que se preparaban para la guerra. En Macedonia, Filipo, durante el verano del año 339 se encontró con una nueva situación que le permitió intervenir de nuevo en los asuntos de Grecia.
Durante una reunión del Consejo de la Anfictionia délfica, Esquines propuso declarar una guerra sagrada, contra los habitantes de la ciudad de Anfisa acusándoles de aprovecharse de unas tierras en la llanura de Cirra, consideradas sagradas por pertenecer al santuario de Delfos.
En la reunión siguiente, se resolvió pedir ayuda a Filipo de Macedonia, que ocupó la ciudad de Focidía de Elatea, amenazando Tebas, aliada de Anfisa.
Los ateniences consideraron que la ocupación de Elatea también les amenazaba y enviaron delegados a Tebas, donde se encontraron con los enviados macedonios.
Ambas delegaciones trataron de atraer a Tebas a su lado, logrando Atenas su apoyo a cambio de numerosas contrapartidas. Se formó, así, una coalición contra Macedonia, aunque los más poderosos Estados griegos, como Arcadia, Argos, Élide, Esparta y Mesenia se mantuvieron al margen y sólo Eubea, Megara, Acaya, Acarnania, Córcira y Leucade enviaron refuerzos.
Batalla de Queronea
El desarrollo de los acontecimientos dio la victoria a Filipo, quien, tras derrotar a los aliados en Quereto y ocupar las ciudades de Anfisa y Naupacto, en la primavera del año 338 venció a la coalición antimacedonia formada por atenienses y beocios en la batalla de Queronea, el día 2 de abril. En esta batalla tomó parte, mandando la caballería macedonia, el hijo de Filipo, el futuro Alejandro Magno. Esta batalla fue ganada por Filipo mediante un simulacro de retirada. El rey macedonio reagrupó sus fuerzas y derrotó a los atenienses que le habían seguido demasiado lejos.
Consecuencias de la batalla de Queronea
Como consecuencia de esta victoria macedonia, Tebas capituló, estableciéndose en ella un gobierno oligárquico. Aunque por lo general, Filipo, en su ajuste político, no impuso regímenes promacedonios, Tebas fue una excepción, ya que la ciudad fue guarnecida y obligada a recibir a sus exiliados políticos, es decir se devolvió el poder, a los partidarios de Macedonia.
Tebas de Beocia fue, la gran perdedora de esta guerra, pasando de ser una
gran potencia hegemónica a ocupar un puesto de segunda o tercera fila en la política griega, tan grande fue la merma de su poder y prestigio que una guarnición macedonia ocupó su fortaleza, la Cadmea. Se instalaron también guarniciones macedonias en Calcis y Corinto. Para Atenas, se procuró un tratado de paz honroso, en ausencia de Demóstenes, que había ido a buscar refuerzo contra Filipo. En realidad, la ciudad sólo tuvo que renunciar al Quersoneso tracio y a las ciudades de la Calcidica, al mismo tiempo que se declaraba oficialmente disuelta la Segunda Liga de Delos aunque Atenas mantenía su jurisdicción sobre las cleruquías arriba citadas.
Evidentemente, el rey macedonio, con estas suaves condiciones, no quiso empañar su victoria sobre la Hélade con la destrucción de una de sus más famosas ciudades. Atenas se lo agradeció, Demóstenes quedó políticamente aislado y tuvo que ceder su terreno a su viejo antagonista, Esquines. Los atenienses concedieron a Filipo y a su hijo Alejandro la ciudadanía de su ciudad y elevaron una estatua de Filipo en el Ágora, mientras que el Philipeion de Olimpia unía a Zeus y a Hércules a los miembros heroizados de la familia real macedonia. En su interior podían verse cinco estatuas criselefantinas: Tres hombres: Filipo, su padre Amintas y su hijo Alejandro y dos mujeres: Euridice, madre de filipo y Olimpia, su esposa.
Cómo citarnos
González, María y Guzmán, Jorge (2015, 19 19Europe/Madrid marzo). Cuarta Guerra Sagrada. Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/cuarta-guerra-sagrada