El Reino de Macedonia era la mayor llanura del norte de la Península Balcánica, famosa por su caballería. En la época más antigua eran tribus de pastores, parcialmente nómadas, dotadas cada una de su rey, a la vez jefe guerrero y religioso, posteriormente, se convertirían en agricultores, fue un estado aristocrático, en el que los jefes de las grandes familias jugaban un papel importante al lado del rey. El primer rey destacado de Macedonia fue Alejandro I Filoheleno (498-454) que extendió sus dominios por la orilla occidental del río Estrímón.
Otro monarca destacado fue Filipo II quien llego al trono como regente de su sobrino Amintas, quien era un niño, Filipo II hizo frente a los peligros con que se encontraba el reino, la originalidad de Filipo II fue salvar y restaurar a un mismo tiempo la monarquía nacional macedonica, por eso fue coronado rey por el ejercito macedonio.
Marco Geográfico
Actualmente, el territorio de la provincia griega de Macedonia comprende los nomos de Florína. Kastoria, Grevena, Kozani, Pieria, Imazía, Pela, Kilkis, Tesalónica, Calcídica, Seres, Drama y Kavala, su antiguo territorio está repartido entre Grecia y los países limítrofes.
Diferentes rasgos como la lengua, las creencias en los dioses olímpicos o los cultos a la serpiente y las instituciones testimonian la entidad griega de los pueblos de la Grecia del norte y de Macedonia, a los que los Atenienses calificaban injustamente de bárbaros. Este calificativo puede deberse a su lengua, ya que los griegos del siglo IV no comprendían el lenguaje del pueblo llano macedonio que era el que lo conservaba, ya que la aristocracia macedonia hablaba el griego ático, un idioma cultivado al lado de un lenguaje de palurdos.
Los macedonios entendían a los griegos sin intérprete, aunque un comandante macedonio que quisiera que sus tropas le entendieran debía hablarles en macedonio. También se sabe poco de la pronunciación del griego macedonio, salvo que, por ejemplo, Filipo se decía Bilipo.
Economía
Su economía, fundamentalmente, estaba basada en tres pilares: agricultura, ganadería e industria. La ganadería era famosa sobre todo los caballos, base de su ejército, mientras que en industria destacaba la minería, ya que eran muchos los minerales, incluidos el oro y la plata, que existían en la región. También elaboraban brea y alquitrán. Estos recursos económicos se complementaban con los conseguidos por otras actividades, como la pesca en ríos y lagos.
Organización política y social
Las noticias sobre la Macedonia arcaica son escasas. Sólo quedan los testimonios episódicos de viajeros extranjeros, como Heródoto y Tucídides. Se han perdido obras especializadas, como las Makidonika de Marsias de Pela y de Marsias de Filipos el Joven.
Se sabe que, hacia el siglo VI a.C., la población macedonia, unos 520.000 habitantes, estaba agrupada en cuatro tribus o ethos en vez de poleis, organización que no era totalmente extraña a los griegos. Tucídides III, define a los etolios como un amplio ethos que vive en pueblos sin murallas.
Dinastías Reales
Las dinastías reales macedonias fueron dos: Los Argeadas y los Teménidas, fundada esta última según Heródoto por Pérdicas, descendiente de Témenos. Para ciertos historiadores, la expansión de gentes hacia Macedonia fue una fase más de la Segunda colonización griega.
El Estado Macedonio
Los primitivos macedonios eran hombres libres que mantenían costumbres primitivas de carácter bastante singular. En la época más antigua eran tribus de pastores, parcialmente nómadas, dotadas cada una de su rey, a la vez jefe guerrero y religioso, con un Consejo de Ancianos y una Asamblea popular que participaba en las decisiones importantes. Posteriormente,al asentarse, se convertirían en agricultores.
Autores antiguos citan un funcionario real, el skoidos, cuyas funciones se relacionaban con la justicia y la economía. Hesiquio señala también la existencia de un Consejo de los Tagoi, posiblemente notables que prestaban juramento de fidelidad al rey tras la firma de tratados. Sus magistrados se escogían entre los ancianos.
Así pues, a través de estos testimonios fragmentarios se adivina un Estado aristocrático, en el que los jefes de las grandes familias jugaban un papel importante al lado del rey, escena que evoca también Heródoto. El rey tomaba a extranjeros a su servicio, aunque retribuyéndoles escasamente, ya que la economía del oikos era estricta, siendo administrada por la reina, que cocía ella misma el pan en la casa del rey. Estos preliminares permiten definir las características de una monarquía primitiva, que los escritores clásicos conocen ya tras una cierta evolución.
La Monarquía Macedonia
Los primeros Teménidas (que se hacían descender de los reyes Teménidas de Argos y por tanto, de Heracles), fueron Jefes de guerra, con creencias religiosas propias, sus propias técnicas militares y el prestigio de su origen sagrado. Su poder, conferido por los Macedonios que les habían seguido libremente, se ejercía con un fin preciso: La adquisición de nuevas tierras.
Así pues, se puede decir que el Estado macedonio nació de una conjunción precaria de intereses. De ahí la distinción observada más tarde entre el rey de los Macedonios y el pueblo de los Macedonios. El rey era, sobre todas las cosas, un jefe de la guerra.
El rey macedonio era soberano en materia de mando militar y en cuestiones religiosas y a veces presidía la acción de la justicia. Los reyes prestaban juramento de gobernar conforme a las leyes, algo que no es inusual entre los pueblos griegos, ya que lo mismo hacían los espartanos y los molosos. En cuanto al papel religioso del rey macedonio, está bien atestiguado.** La capital religiosa era Aigai o Egas** (tal vez la actual Vergina, donde se descubrió las espectaculares tumbas reales macedonias). La muerte de un rey daba origen a una competición entre sus hijos, sostenido cada uno de ellos por una facción de la población o incluso por aliados extranjeros. Así, la eliminación de Amintas en favor de Filipo II muestra que los Macedonios tenían su derecho a opinar y que los derechos del joven príncipe no pudieron prevalecer sobre el consenso de los Macedonios en favor de su tío.
En la Macedonia clásica no había mucha urbanización antes de la Guerra del Peloponeso. Había ciudades griegas en el norte del Egeo, pero muchas eran colonias de Eubea o de Corinto.
Alejandro I Filoheleno (498 – 454 a.C)
El primer rey destacado de Macedonia fue Alejandro I Filoheleno (498-454) que extendió sus dominios por la orilla occidental del río Estrímón, donde conquistó el distrito de la Bisaltia, rico en minas de plata. Interesado vivamente por la cultura griega, fue llamado Filoheleno y, reconocido por los helianos como conciudadano, fue admitido a participar en los festejos de Olimpia. Fue en contacto con el Imperio y la sociedad persa, como Alejandro I adquirió la noción de Estado, dejando en Macedonia a su muerte un país consolidado que resistió las graves crisis en las que la monarquía no desapareció, como en el resto del mundo griego.
Macedonia salió de estos conflictos iniciales con más territorios y con aspiraciones a extenderse hacia Tracia, aunque no faltaron los problemas como el de la carencia de tierras, la ausencia de unas claras leyes de sucesión monárquica y la concesión con carácter hereditario a príncipes de la casa real y también, probablemente, a otras personas, de partes del territorio nacional. Aunque estas posesiones continuaban bajo el dominio real, las facultades que los príncipes tenían en ellas eran tan amplias que les autorizaban incluso a levantar levas por su cuenta y a tener un ejército propio.
Arquelao I (413 – 399 a.C)
Los sucesores de Alejandro I prosiguieron su política con dos objetivos principales: Unir a las tribus macedónias y extender sus dominios territoriales.
Entre ellos destacó Arquelao I (413-399), que fue el noveno de los reyes macedónios. Este rey mandó asesinar a todos los parientes que podían disputarle el trono, construyó fortificaciones y llevó a cabo mejoras en las carreteras, además de reorganizar el equipamiento del ejército y sobre todo de la famosa caballería macedónica.
Él fue el que trasladó la capital, desde la antigua Egas, a Pella (o Pela), que comunicaba con el mar por el curso del río Loudias, indicativo, tal vez, de las aspiraciones de los reyes macedonios sobre Tracia y abrió su corte a artistas tan conocidos como el pintor Zeuxis y el poeta trágico Eurípides.
Asesinado Arquelao I en el año 399, su muerte dejó aplazada durante cuarenta años la unificación de los Balcanes y Tesalia bajo un rey macedonio, al no dejar un sucesor fuerte, pues durante los siguientes seis años reinaron sucesivamente en Macedonia varios reyes: Orestes, Aeropo II, Amintas II el Pequeño y Pausanias, situación de la que se aprovecharon las demás potencias vecinas tanto grandes como pequeñas, griegas o bárbaras.
Amintas III (393 – 370 a.C)
Sólo el rey siguiente, Amintas III (393-370), también descendiente de Alejandro I Filoheleno logró dominar la agitación interna del país y llevó a cabo una serie de actuaciones en política exterior.
A su muerte se produjo la lucha entre pretendientes al trono. Su hijo mayor, Alejandro II, fue asesinado en el año 369 y la lucha siguió hasta que subió al trono otro hijo de Amintas III, Pérdicas III (365-360), que fue un sagaz diplomático que intentó sacar partido de las ambiciones de Atenas sobre la Península Calcídica. Murió en combate con los Ilirios que habían invadido su reino, dejando como sucesor a su hijo Amintas, un niño de pocos años. La Asamblea de la Plebe designó como regente en el año 359 a su tío Filipo, tercer hijo de Amintas III y Eurídice, que tenía entonces veinticuatro años, el cual hizo frente a los peligros con que se encontraba el reino, entre ellos el particularismo de los diferentes señores que existían en Macedonia, los distintos pretendientes al trono, la invasión de los Ilirios por el oeste y de los Peonios por el norte y las ambiciones de Atenas y la Liga Calcídica.
Fue precisamente para tener una oportunidad de marchar contra los Ilirios por lo que Filipo celebró una alianza con el rey Neoptólemo de los Molosos, pueblo que vivía al norte del Épiro y se casó con su hija Olimpia (año 357). Probablemente, después de esta boda, fue proclamado rey por el ejército macedonio, sustituyendo al joven rey Amintas, que sobrevivió en la sombra
Filipo II (382-336 fl.C.)
La antigua monarquía macedónica tenia una superioridad basada en su organización militar y en una nobleza o aristocracia militar con un profundo sentimiento dinástico, que era la clave del Estado.
Si el rey era un niño, sólo el ejército podía nombrar un regente o tutor. Como el ejército elegía al rey, también podía deponerle, aunque en las cuestiones políticas el ejército no tenía voz y si deseaba emprender determinado plan de acción sólo podía lograrlo amotinándose, como a veces sucedía.
La originalidad de Filipo II fue salvar y restaurar a un mismo tiempo la monarquía nacional macedónica. Aunque la evolución interna de Macedonia en su época se nos escapa casi por completo, es claro que fue profunda, acrecentando el poder real. Al mismo tiempo aparecen dos instituciones esenciales para el estado macedonio: La Cancillería de lengua griega y una guardia permanente: Los Hypaspistes.
Composición del Ejercito
El ejército macedonio se componía de partes diferentes:
La Falange, en el centro luchaba la falange, palabra de múltiples sentidos que ha terminado por designar, por antonomasia, a la infantería macedónica. Creada por el rey Arquelao, como ya se dijo, su forma definitiva se la dio filipo II. Se componía de infantes armados con la sarissa, lanza de 5 a 7 metros de largo y escudos redondos, aspis, más pequeños que los habituales en los ejércitos griegos. Eran de forma convexa o abombada y tenían decoraciones geométricas.
La falange la componían, sobre todo, campesinos y pastores libres, dirigidos por nobles. La formación era de diez y seis filas de profundidad y los novicios estaban rodeados y dirigidos por los veteranos. A partir de la sexta fila, cada soldado se apoyaba en la espalda del que le precedía formando entre todos una masa formidable y temible. Alejandro Magno redujo sus filas a ocho haciéndola más ágil.
La Caballería, en las alas luchaba la caballería, nutrida por nobles, organizados en regimientos.
Los Mercenarios, Filipo II completaba su ejército con los mercenarios, tanto helenos como bárbaros, aunque lo más característico del ejército macedonio es que era nacional y el servicio militar era obligatorio para todos los ciudadanos varones, aunque para sus conquistas, Filipo II utilizó una nueva estrategia en la que no se rendían las ciudades asediadas por el hambre, como había sido costumbre hasta entonces, sino utilizando máquinas de guerra.
La primera época del reinado de Filipo II (357-354 a. C).
El primer objetivo de Filipo II fue deshacerse de sus enemigos en la Península Balcánica y obtener una salida al mar para Macedonia.
La Expansión Macedonia
Conquistó Tracia, que organizó, como una satrapía persa y que pasó a depender directamente de Filipo II y se alió con Neoptolemo, rey de los Molosos, pueblo que vivía al norte de Épiro. También entabló relaciones con Atenas.
Al año siguiente (355 a.C.), Filipo II consolidó sus posiciones al norte del Egeo y su autoridad sobre Macedonia, contando para ello con los recursos aportados por las minas de oro del monte Pangeo que le permitieron la emisión de abundantes monedas de este metal y el desarrolló de su reino, atrayendo a su corte a la nobleza local macedonia, distribuyendo cargos y funciones entre sus componentes, de forma que esta medida le aseguró el control permanente sobre la aristocracia local, transformando a los nobles en aristócratas palaciegos, separados del pueblo. Del seno de esta nobleza salieron sus mejores generales, como Parmenio, Antípatro y Pérdicas, luego compañeros de su hijo Alejandro y, más tarde, sus sucesores o Diadocos.
Organización Política y Militar
Como ya hemos dicho, la monarquía de Macedonia era cuasi constitucional. El rey era, al mismo tiempo, jefe militar, sacerdote y juez supremo y ocupaba, al frente de sus soldados, la posición de un primus Ínter pares. Una de las principales preocupaciones de Filipo II fue la de organizar y adiestrar convenientemente a su ejército.
Estructura del Ejercito de Filipo II
Los Hetairoi
Armados con espadas y lanzas, los jinetes macedonios formaban el cuerpo de los llamados hetairoi (Compañeros o camaradas). Entre estos Compañeros del rey se encontraban también, junto a los macedonios, muchos individuos de ascendencia griega. Eran unos 1.500 o 1.800 y disponían de un sueldo o rentas a cambio de sus servicios. Entre sus hijos se escogieron a los compañeros de estudios de Alejandro, muchos de los cuales le acompañaron más tarde en sus conquistas.** Esta caballería de los hetairoi o hetairas** estaba subdividida en unidades tácticas, regimientos y superaba con mucho a la caballería griega en cuanto a fuerza de ataque.
Los Pezetairoi
Aproximadamente desde el año 369, al campesinado libre, al que no se reclutaba en la caballería porque no podía pagarse el costoso armamento de los caballeros, se le reclutaba como pezetairoi (soldados de infantería), núcleo de la falange.
Los Hypaspistes
También disponía de un cuerpo nacional de infantería ligera, los hypaspistes (portadores de escudo) o guardias de corps.
Los Sarissoforos
Además de los hetairoi, el ejército de Filipo II llevaba otra caballería, los sarissoforos (lanceros armados con la lanza llamada sarissa), posiblemente no macedonios, cuyo armamento era más pesado que el de los hetairas, por lo que su movilidad en el combate era menor.
La infantería macedonia, además de los ya citados hypaspistes, se componía de arqueros, arrojadores de dardos y de la infantería ligera (peltastas). Estos cuerpos, sobre todo el de los hypaspistes, servían de eslabón en las batallas entre la falange (alineada de forma muy apretada, lo que reducía su movilidad) y la caballería.
Nueva constitución en el ejército de Filipo II
La novedad en la nueva constitución del ejército macedonio de Filipo II consistía en que el centro del orden de batalla era ocupado por la infantería hoplítica, que reforzaba y hacía más coherente aún la organización de la falange de sarissas, aunque ese centro iba encuadrado por gentes de a pie con funciones variadas. Filipo II adoptó la línea oblicua de batalla, utilizada por el tebano Epaminondas, a lo que añadió el empleo de la caballería, que colocaba en el ala izquierda o en la derecha, según exigiera la situación.
Otro de los objetivos de Filipo II fue crear una flota, por lo que se enfrentó a Atenas, dueña del mar.
La oposición a Filipo II
El grupo de Ciudadanos atenienses contrarios a Filipo II fue encabezado por el orador Demóstenes y el de los filomacedonios por Esquines. Un tercer grupo, partidario de la paz, era el de Eubulo y sus seguidores, para quienes el problema esencial era la conservación de la paz, ya que pensaban que Atenas no podría mantener una política de guerra en el norte, ya que la llamada Guerra de los Confederados o de la Liga Ateniense, también Guerra Social (años 357-355), que se desarrolló en los primeros años del reinado de Filipo II, había terminado con la completa derrota de los atenienses y la disolución de la Segunda liga Délica.
Mientras tanto, en el año 362 había tenido lugar la batalla de Mantinea, última ofensiva tebana contra Esparta, en la que, a pesar de la victoria tebana contra los ejércitos unidos de Atenas y Esparta, la muerte de su general Epaminondas perjudicó a la ciudad beocia. Esta batalla fue el comienzo del declive tebano y del despuntar de Macedonia en Grecia.
La Tercera Guerra Sagrada (356 – 346 a.C)
La Tercera Guerra Sagrada se inicio en el año 356 a.C y duró hasta el año 346 a. C, entre los ejércitos de Fócida y Tebas por el control de Delfos. Esta guerra fue más larga y violenta que la Segunda Guerra Sagrada.
Fócida fue multada por los Anfictiones lo que enfureció al líder de Fócida llamado Filomelo, quien ocupo el poder de Delfos. Iniciándose una guerra que terminaría con la firma La paz de Filócrates entre Filipo II y Atenas.
Posición de Filipo II en Grecia
A comienzos del año 345, la posición de Filipo II en Grecia había avanzado considerablemente. Dominaba el paso de las Termópilas, que abría el camino hacia la Grecia central, había sido elegido Arconte o lagos de la liga Tesalia y dominaba la Anfictionía de Delfos, donde los dos votos focidios fueron para Filipo II y la Fócide fue dividida en pueblos.
Fue en este momento cuando los discursos de Isócrates, fiel a su idea panhelenista, trataron de persuadir al rey macedonio para que se convirtiese en el jefe de los griegos en la lucha contra los persas, mientras que la posición antimacedónica de Demóstenes no había cambiado, acusando a Filipo II de violar la paz, denunciando su intromisión en Eubea.
El Periodo entre Guerras (346 – 340)
Aunque formalmente en estos años persona la paz, cada uno de los advérsarios buscaba consolidar sus posiciones, seguros de que los enfrentamientos no habían acabado. En Atenas iba creciendo la influencia del partido favorable a la guerra, filócrates fue condenado a muerte, acusado de traición, se reconstruyó y reforzó la flota ateniense y se creo un nuevo impuesto especial para construir un nuevo arsenal en el Pireo. Además, se envió un nuevo contingente de tropas al Quersoneso.
En Macedonia, Filipo II reforzo sus posiciones en el norte del Egeo y sus fronteras, ayudó a las ciudades tesalias a expulsar a sus tiranos y a reorganizar la liga de Tesalia y se hizo elegir Arconte vitalicio de la liga, disponiendo de su tesoro en su propio beneficio. Además, instaló una guarnición macedonia en feras e intervino en Épiro ayudando a su cuñado Alejandro. Estos movimientos provocaron la inversión de las alianzas, uniéndose a Atenas, Corinto y sus colonias, la liga Aquea Argos, Arcadia y Mesenia.
La Liga Helénica
En los años siguientes, el problema es saber si Filipo II violó la paz o si Démostenes se inventó los hechos que atribuye al rey macedonio.
Mientras tanto, en el año 340 se había fundado la Liga Helénica, cuyo objetivo era hacer frente a la amenaza que Filipo II representaba sobre la navegación del Mar Negro.
Cuando Filipo II por fin, atacó Bizancio, amenazando el suministro de trigo a Atenas, ésta envió ayuda, lo que significó la guerra nuevamente.
La Cuarta Guerra Sagrada (339 – 338 a.C)
Los problemas del rey macedonio envalentonaron a sus enemigos, que se preparaban para la guerra. En Macedonia, Filipo, durante el verano del año 339 se encontró con una nueva situación que le permitió intervenir de nuevo en los asuntos de Grecia.
Durante una reunión del Consejo de la Anfictionia délfica, Esquines propuso declarar una guerra sagrada, contra los habitantes de la ciudad de Anfisa acusándoles de aprovecharse de unas tierras en la llanura de Cirra, consideradas sagradas por pertenecer al santuario de Delfos.
Afianzamiento de la Hegemonía Macedonia:
Al año siguiente de la batalla de Queronea, después de una expedición en otoño al Peloponeso, en la que el rey macedonio redujo Esparta a su territorio primitivo. Filipo II quiso dejar aclarados definitivamente los asuntos de Grecia central, para lo que invitó a una reunión en Corinto a los delegados de los Estados griegos, creándose una Confederación de Estados griegos (o liga de Corinto), fundada en el año 337. Todos excepto Esparta, concluyeron un tratado con Filipo II de Macedonia, que establecía una paz común, bajo ciertas condiciones mutuas y el objetivo común, materializado en la declaración de guerra contra los persas para vengar el sacrilegio cometido el siglo anterior por el rey persa Jerjes contra los templos griegos.
Liga de Corinto
El órgano supremo de esta Liga de Corinto fue el synedrion o Consejo de los Helenos, compuesto por los delegados de los Estados participantes. De los componentes de la liga de Corinto se conoce sólo una lista fragmentaria, que muestra que al lado de las diferentes poleis pertenecían a ella varios Estados tribales. Aunque se trataba de una liga de carácter defensivo, difería de las anteriores symmachias en que estaba dominada por un solo hombre: Filipo II de Macedonia mientras que las conocidas anteriormente lo estaban por una polis. Esta Liga de los Helenos y el rey de Macedonia estaban unidos por una alianza ofensa y defensiva, para defenderse de los (posibles) ataques persas y para vengar la antigua ofensa persa, en tiempos de Jerjes (año 480), a los dioses griegos. Su Jefe llevaba el titulo de strategos autokrátor.
Los Estados o poleis
Los Estados o poleis eran libres y autónomos, pero resultaba evidente que habrían de someterse a las exigencias del que había resultado más fuerte que ellos en la lucha. Con Filipo II, la monarquía salió ganando en su lucha con la polis, y para contrarrestar el efecto psicológico de la pérdida de libertad, combatida por Demóstenes, Filipo II, por consejo de Isócrates, dio a los helenos, por primera vez, un objetivo común: la guerra contra los persas, algo que emparentaba su familia desde generaciones con sátrapas de este país del que conocería sin duda su gran potencial económico, debía ser su gran objetivo. Grecia, pues, fue sólo su primer objetivo. Y no pudo cumplir el segundo.
Los Preparativos de la Guerra Contra Persia
Los preparativos para la guerra comenzaron, Filipo II consiguió el permiso para mantener las guarniciones macedónias en Tebas, Calcis, Ambracia y Corinto y convocó a los contingentes militares de los Estados griegos.
En los primeros meses del año 336, una vanguardia de unos 10.000 hombres, mandada por los generales macedonios Parmenio y Atalo, apoyada por una flota, pasó el Helesponto, estando previsto que Filipo II les siguiese en otoño con el resto del ejército de la liga.
La situación en Persia en estos años era difícil, ya que había muerto violentamente Antajerjes Ochos y acababa de subir al trono el débil Darío III Codomano.
La situación en Atenas se inclinaba paulatinamente a favor de Macedonia. Se recuperó la economía bajo la dirección de Licurgo y Foción convenció a sus conciudadanos para que suministrasen caballería y barcos para la expedición contra Persia.
Los Problemas de la Corte Macedonia
Los problemas familiares jalonaron la vida de Filipo II de Macedonia, vida que se truncó violentamente, muriendo asesinado en plena madurez, cuando tenía sólo cuarenta y seis años. Filipo II había tenido seis esposas y siete hijos de ellos solo tres hijos varones: Carano, hijo de Fila de Elimiotis; Arrideo, hijo de Filina de Larisa, princesa tesalia y Alejandro Magno, su sucesor, el hijo de Olimpia.
Creencias y Dioses de Olimpia
Olimpia, princesa, hija del rey Neoptolemo de Épiro y descendiente, según la leyenda, de Aquiles, había conocido a Filipo II en las fiestas de los Misterios de Sabazio, en Samotracia. La leyenda adversa difundida por sus enemigos, unida a la tradicional misoginia de la historia, cubre de tintes misteriosos, violentos y neuróticos, presentándola como dominada por supersticiones y brujerías, aunque tal vez estas ceremonias en las que participaba sólo fuesen producto de las tradiciones de su país. Allí, los ritos del culto orgiástico de Sabazios (el Dionisos-Baco greco-latino) dios de la fertilidad y la inmortalidad como Adonis, comprendían la muerte por despedazamiento del dios, cuya carne comían sus fieles. La serpiente, padre de Alejandro Magno, según la leyenda anti-filipo que difundió la reina Olimpia, era entre otras advocaciones y cultos el animal sagrado de Sabazios, ya que Zeus pasaba por haberse transformado en este animal para unirse a Perséfone y engendrar a Sabazios.
La Muerte de Filipo II (336 a.C)
Sólo el asesinato de Filipo II, ese mismo año, en la boda de su hija Cleopatra con el rey Alejandro de Épiro, en el teatro de Egas, en Macedonia, detuvo la expedición a Persia. Al parecer, el asesino, de nombre Pausanias miembro de la guardia del rey y relacionado con la casa de Oréstida, en la Alta Macedonia, actuó por motivos personales. El rey, que avanzaba hacia el teatro, mandó a sus acompañantes que se adelantasen, ya que no creía necesitar la protección de la guardia, después de haber participado en una procesión en la que él mismo había estado representado como el decimotercero de los grandes dioses del Olimpo y su aislamiento en el cortejo sólo señalaba su condición de ser sobrehumano. Pero tampoco puede descartarse que el asesino actuase instigado por Olimpia, la esposa repudiada por Filipo II que se mantenía con su hijo a la expectativa en Épiro, o por algunos círculos de la nobleza macedonia o incluso que fuese, sin querer, un instrumento de los persas.
Perseguido por Pérdicas, Atalo y Leonato, entre otros, Pausanias fue atravesado por sus jabalinas, con lo que se le silenció. Y los inductores de la muerte del rey quedaron así en el anonimato.
Políxena, Mirtale, Olimpiade, Estratonica (380-315/16 a.C.)
Si alguna mujer tuvo un papel determinante en la vida personal y en la proyección política de Alejandro Magno, fue su madre, valedora y consejera del joven rey en momentos difíciles.
Personalidad
La personalidad de esta mujer merece ser destacada entre los que rodearon a Alejandro. Ella tuvo una gran personalidad, dimensión política y una larga vida llena de temores, luchas y apasionados manejos políticos, no siempre bien vistos. Por ello pasó a la historia como ambiciosa, cruel y neurótica, características que en un hombre se hubiesen definido, posiblemente, como grandes habilidades políticas. También se la acusó de brujería. En realidad, todo epíteto negativo solo trata de impedir que aflore la valiosa y verdadera personalidad indudable de una mujer que, indudablemente, fue la que puso a Alejandro en un trono del que su mismo padre y la nobleza macedonia querían apartarle.
Matrimonio con Filipo II
Hija del rey de Molosia, Neoptólemo, Olimpia, hija, esposa y madre de reyes, debió nacer hacia el año 380 a.C. Su nombre de soltera fue Políxena, puesto en honor de la joven hija de priamo de Troya, sacrificada en la tumba de Aquiles. Huérfana de padre y madre, cuando la conoció Filipo II, mientras ambos participaban, como dijimos, en la vecina isla de Samotracia en los Misterios de los Cabiros, tenía dieciocho años.
Al casarse con el rey tomó el nombre de Mirtale y sólo recibió el nombre de Olimpiade en conmemoración de la victoria que alcanzaron los caballos del rey en los Juegos de Olimpia, que a veces se hace coincidir con el día del nacimiento de Alejandro, en el año 356 a.C.
Su cuarto nombre fue Estratonica, en honor de la victoria obtenida en defensa de su nieto, Alejandro IV, frente a su rival Eurídice, aliada con los sucesores de Casandro.
Caída y muerte de Olimpia
Tras morir Alejandro Magno, Olimpiade inició una política de alianzas matrimoniales, por lo que su hija Cleopatra, viuda a la sazón de Alejandro de Épiro, debía casarse con el general Leonato. Pero Antípatro lo impidió.
Al morir éste, su hijo Poliperconte invitó a Olimpiade a regresar a Macedonia y defender los derechos de su nieto Alejandro IV. Caído en desgracia Poliperconte, los atenienses se inclinaron hacia Casandro que finalmente hizo asesinar a la reina en su último refugio frente al mar: Pidna, en el año 315/316 a.C., donde fue apedreada hasta morir por los familiares de sus víctimas.
Esta brava mujer tenía al morir unos sesenta y cinco años y había visto desaparecer sucesivamente a casi todos sus descendientes y con ellos, su sueño de mantener el imperio de Alejandro Magno. Su nieto Alejandro IV sólo le sobrevivió cinco años. Y su hija Cleopatra murió en 308 a.C.
Con esta princesa desaparecieron los herederos directos de Alejandro Magno. Y las conquistas del rey macedonio quedaron en manos de sus compañeros, los Diadocos o sucesores.
Cómo citarnos
González, María y Guzmán, Jorge (2015, 21 21Europe/Madrid marzo). Reino de Macedonia. Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/reino-macedonia