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Contrabando extranjero en América Colonial

Junto a la de «contrabando» hay otras definiciones para las violaciones a las Leyes de Indias en materia comercial y hacendística: comercio ilícito intérlope y directo. Hay que precisar el término contrabando, que le da al comercio colonial un matiz ilegal o clandestino y, sin embargo, era frecuente que una actividad tenida por contrabando no fuera ilegal, al existir un decreto o alguna otra reglamentación particular que la legalizaba. Si bien el comercio de los extranjeros estaba prohibido en el Imperio, no sucedía lo mismo en sus países de origen. Este hecho facilita el conocimiento de los intercambios, pese al tópico sobre la imposibilidad de estudiar el «contrabando».

El monopolio sevillano imponía serias restricciones a los mercaderes europeos para negociar con América. En un principio se intentó superarlas desde Sevilla y Cádiz, donde había nutridas colonias de comerciantes extranjeros que, con testaferros españoles o algunas estratagemas como el casamiento con españolas, quebraban la barrera legal para comerciar con las colonias. En 1686, según las cifras de M. Morineau, los comerciantes franceses dominaban las exportaciones de manufacturas de la Carrera de Indias, con el 39% de los productos exportados, seguidos por genoveses (16,7%), ingleses (14,5%), holandeses (12%), flamencos (6,5%), hamburgueses (6%) y españoles, con sólo el 5,5%. Para evaluar el papel español habría que considerar sólo las exportaciones de productos de origen agrario (granos y harinas, vino, aceite, frutos secos, etc.) y metalúrgicos (productos de hierro más mercurio). Entre 1720 y 1751 los productos agrícolas fueron casi el 46% del valor de las exportaciones y el hierro, acero y sus derivados otro 5%.

Causas del Contrabando

A los comerciantes extranjeros les resultaba más rentable y seguro enviar sus mercancías a través de la «Carrera de Indias», y sólo recurrían al comercio directo cuando las circunstancias lo exigían. Como las flotas estaban bien protegidas y pilotadas, su regularidad permitía calcular mejor la marcha del mercado americano. Los seguros también eran menores. La demanda de manufacturas no solía distinguir entre productos ingresados legalmente a América de aquellos otros que no pagaban los impuestos. En el contrabando no sólo estaban involucrados los comerciantes extranjeros, sino también los mercaderes establecidos en las colonias y las autoridades americanas en todos sus niveles. Pero a mediados del siglo XVII se produjeron ciertas transformaciones que incidieron en la actuación de los comerciantes europeos. Los períodos entre flota y flota comenzaron a dilatarse, aumentando la incertidumbre y limitando las posibilidades de hacer negocios en una coyuntura de plata escasa. Como algunos enclaves del Caribe fueron ocupados por potencias no ibéricas, los mercados americanos se acercaron a los productos de la Europa occidental. Desde las islas antillanas en poder de Holanda, Gran Bretaña y Francia comenzó un comercio «clandestino» con las colonias hispanas, especialmente las más cercanas: Nueva España, Venezuela y el Caribe, sobre todo Cuba. En esas mismas islas se desarrolló una importante actividad exportadora vinculada a cultivos de plantación: azúcar, tabaco o café.

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Comercio Colonial

Colonización de nuevas tierras para comerciar

El renovado interés por los mercados americanos, paralelo al descenso del comercio colonial, propició planes de asentamiento y colonización de territorios próximos a las colonias españolas. En las últimas décadas del siglo XVII, los franceses, deseosos de aumentar el comercio con Chile y Perú, lo intentaron en algunas islas del Pacífico, como la de Juan Fernández, el refugio de Robinson Crusoe, o en las costas deshabitadas de Chile y el estrecho de Magallanes. Estos proyectos muestran el interés europeo por comerciar con las colonias españolas al margen del sistema de flotas y galeones. Si bien el comercio directo se asociaba al contrabando, no existía un antagonismo entre el comercio legal a través de Andalucía, con su elevado índice de defraudación fiscal e ilegalidad, y el comercio directo de los comerciantes de algunas potencias europeas, generalmente ilícito, aunque en ciertas ocasiones tuviera la bendición legal de la Corona española. Numerosos mercaderes europeos con intereses en el comercio colonial pasaban asiduamente de formas legales a otras ilegales. A través de sus factores y representantes participaban del sistema de flotas y galeones, pero también se dedicaban al comercio directo cuando la coyuntura lo requería.

Principales Comerciantes Extranjeros

Los franceses tuvieron sus principales focos comerciales en el Caribe: en la Martinica y la parte gala de Santo Domingo. Desde finales del siglo XVII intentaron vender directamente sus productos en las costas peruanas para intercambiarlos por la Plata Potosina. El ascenso de los Borbones al trono de España y la firma del asiento de negros a su favor en 1701 facilitaron las cosas. Los holandeses centraron su actividad en Curaçao, desde donde comerciaban con los puertos venezolanos de Río del Hacha, Maracaibo y La Guaira. Importaban telas y esclavos a cambio de metálico, esmeraldas y perlas. Su actividad fue tan intensa que monopolizaron el comercio del cacao y el tabaco hasta la fundación de la Compañía Guipuzcoana. Por su parte, los ingleses operaban desde Jamaica y Barbados para penetrar en Venezuela y en el resto de la América española. La firma del asiento de negros con Inglaterra el 26 de marzo de 1713 y la autorización del «navío de permiso» a la South Sea Company, otorgaron mayores facilidades para que los comerciantes británicos asociados con la compañia penetraran en algunos puertos americanos, como Veracruz, Cartagena de Indias, Buenos Aires, Valparaíso o El Callao.

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Comercio de esclavos en América Colonial

Cómo citarnos

González, María y Guzmán, Jorge (2015, 14 14Europe/Madrid febrero). Contrabando extranjero en América Colonial. Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-moderna/contrabando-extranjero-america-colonial